
Este sábado 25 de octubre en Es Gremi, Komodo García se subirá al escenario para presentar su último EP autoeditado, «Septiembre», un trabajo que marca un paso hacia la luz y la claridad frente a la oscuridad del primero, «Antes de las seis». La cita promete un directo intenso, lleno de experimentación sonora, instrumentales inéditas y sorpresas tanto en el escenario como en el vinilo que los asistentes podrán adquirir en exclusiva. Álvaro Vigara y Pablo Debaecker, el núcleo creativo del grupo, nos cuentan cómo han trabajado la música, las letras y la puesta en escena para ofrecer un espectáculo que conecta directamente con el público, sin perder la identidad de la banda ni la pasión por el detalle en cada proyecto.
-Después de vuestro primer epé «Antes de las seis», que funcionaba casi como metáfora de ese momento oscuro antes del amanecer, llega «Septiembre», un trabajo más luminoso, ligado a finales y nuevos comienzos. Además del contraste luz/oscuridad, ¿qué diferencias encontramos a nivel de sonido? ¿Cómo habéis evolucionado de uno a otro?
-Álvaro: Este era muy necesario para nosotros, sobre todo para no perdernos en la oscuridad del primero. En «Antes de las seis» nos dejamos llevar mucho por las capas y las texturas oscuras, y nos dimos cuenta de que el mensaje podía diluirse. En «Septiembre» buscamos más luz, más brillo y seleccionar mejor los elementos, quedándonos con lo esencial. En el camino prendimos que con menos se puede llegar al mismo sitio si todo está mejor escogido.
-Pablo: Sí, además, cuando haces canciones tan cargadas, luego en directo sois tres y se complica mucho. Aprendimos a pensar también en el formato en vivo al grabar.
-Á.: Exacto. Lo ideal sería tener una banda de siete personas, como Jungle o Rufus T. Firefly, pero por ahora no es el momento, ojalá llegue. Así que «Septiembre» ha sido un descubrimiento: más luz, más claridad y más intención en cada detalle.
–¿Y cómo fue el proceso de publicación de los epés? ¿Publicasteis «Antes de las seis» y ya estaban las canciones de «Septiembre»? ¿O es más bien una consecuencia de esa exigencia de la industria de tener que estar siempre sacando canciones para mantenerse presentes?
-Á.: Vamos siempre un año por delante. Todo lo que se ve ahora es fruto de lo que pasó el año pasado. «Antes de las seis» salió en octubre, y ya llevaba un año compuesto. Cuando lo publicamos, «Septiembre» ya estaba grabado, habíamos entrado al estudio.
-Recuerdo que en la fiesta de presentación de «Antes de las seis» nos pusisteis canciones aún sin masterizar.
-P: Y lo mismo ahora que hemos hecho la listening party de este… [se interrumpe por no saber si lo puede decir]. Bueno, que ya tenemos cosas hechas [risas]. Tenemos cosas ya hechas que, en teoría, saldrán a lo largo del próximo año. Funciona igual: cuando saquemos esto, ya habrá material preparado para después.
–Entonces, más que una obligación de la industria, parece que es vuestra propia forma de trabajar.
-Á.: Sí, sobre todo porque respetamos lo que hacemos.
-P: Y porque nos gusta tener todo planificado. Si no, luego te das cuenta de que muchas cosas en la industria funcionan con meses de antelación. Es mejor tener todo grabado, escrito y preparado, para poder moverlo con tiempo.
-Á.: El peligro es que puedes dejar de conectar con tu propia obra. Pero aún así, respetamos el proceso. «Antes de las seis» tenía solo cuatro canciones, pero merecía su espacio y su recorrido. Le dimos vida, aunque fuera breve, y ahora le toca a «Septiembre». Seguimos trabajando en lo que será nuestro primer disco, que saldrá cuando toque, cuando se cumplan las condiciones que nos hemos puesto como grupo. Queremos respetar los tiempos de cada proyecto, aunque la industria funcione al revés. A veces me dan ganas de sacar cosas ya, pero sabemos que precipitarse no siempre ayuda. De momento, seguimos fieles a nuestro ritmo.
–Una de las cosas que más me llama la atención de vuestros dos epés es el cuidado artístico y visual que los acompaña, incluso en la parte física: el cedé, los colores, el diseño… ¿Por qué decidís cuidar tanto esa parte, cuando muchos grupos no le prestan tanta atención?
-P: Hoy en día todo va por canciones sueltas, por singles, y parece que hay que ir sacando cosas constantemente. Nosotros usamos el arte para dar cohesión al proyecto, para que no sean solo canciones sueltas, sino un trabajo conjunto. En el primer epé, por ejemplo, las portadas de los singles eran como fotos tomadas dentro del universo del disco: una desde un sitio, otra desde una ventana, todas dentro del mismo mundo.
-Á.: Intentamos que el arte sea limpio y elegante, aunque la música en este sea algo más desenfadada que en el primero.
-P: Y los colores salen un poco de lo que sentimos al escuchar cada canción.
-Á.: El color de «Septiembre» es curioso, no sabes si es rojo o rosa. Guillem Contestí (@contesti.studio), que hizo el diseño, clavó el tono. Es tan especial que no podemos replicarlo en camisetas porque no existe igual, pero bueno en el vinilo quedó perfecto.
-Sobre el tema de las redes sociales. ¿Cómo lleváis eso de ser músicos, pero también tener que actuar como influencers, relaciones públicas y todo lo demás para promocionar vuestra música? ¿Os da pereza o ya lo tenéis asumido?
-Á.: Es horrible, pero no hay otra. La industria funciona de una manera muy concreta y, si quieres hacer música, tienes que aceptar cosas que no te gustan. Como cuando estudias una carrera: hay asignaturas que odias, pero las que te gustan hacen que valga la pena. No mola estar pendiente de subir la historia del día o pasar horas editando en CapCut. Al final te acostumbras, lo haces por inercia. En redes suelo estar yo, aunque ahora Pablo también edita más porque le regalaron el CapCut Premium de por vida [risas]. Pero vaya, no me hace ilusión. Además, cuanto más subes, menos interactúa la gente. Pierdes eso. Lo que mejor funciona es TikTok, y cuanto más corto y natural, mejor. En Instagram lo importante son los memes, en Twitter el humor, y los vídeos para TikTok. Al final, lo primero que mira cualquier sello o promotor es que seas activo y tengas una imagen cuidada. Hoy se habla más de eso que de música.
-Y dentro de todo eso, habéis recurrido al micromecenazgo para sacar vuestros discos en físico. Desde fuera se percibe como una forma de dar valor a vuestro trabajo en una época tan digital.
-Á.: Sí, el Verkami y el crowdfunding son un marrón. Pedir dinero a la gente que te sigue es incómodo.
-P: Pero también es curioso.
-Á.: Claro, podríamos haber hecho camisetas y ya está, pero queríamos algo más. Hacer vinilos demuestra que nos gusta la música, tener algo tangible. Probablemente sea el último, porque no queremos meternos en este lío otra vez [risas]. Lo hicimos dos veces, y no solo era por el vinilo, sino por todo lo que hay detrás: la masterización específica, el arte, la producción, el estudio… Hay grupos que ni pasan por un estudio, y a nosotros nos parece esencial. En una entrevista en Radio 3 me preguntaron “¿por qué grabáis en estudio?”, y me quedé a cuadros. Para nosotros, tomarnos en serio la música era hacer un vinilo. Es como un check en nuestra carrera. Ahora ya lo tenemos, y lo próximo serán pegatinas y camisetas que se rompan al lavarlas [risas].
-Ahora que «Septiembre» ya ha salido, ¿cómo preparáis el directo del 25 de octubre? ¿Cómo trabajáis las canciones de ambos epés?
-Á.: Al principio pensamos en hacer un espectáculo que fuera de la oscuridad a la luz, pero al tocar en febrero ya pudimos experimentar. Intercalamos canciones nuevas y antiguas para que el público vea el recorrido completo. El directo es totalmente nuevo; nos encanta enlazar canciones e introducirnos en su universo tonal. Teníamos un concierto muy pensado, pero lo hemos rehecho por completo.
-P: El directo siempre ha sido lo más importante. Nuestros referentes tienen bolos increíbles y eso nos ha marcado. Antes teníamos pocas canciones y bastaba con ordenarlas bien. Ahora hay muchas y hay que elegir; o haces como Taylor Swift y tocas cuatro horas o recortas.
-Á.: Con el anterior hicimos hora y cuarto de concierto y algunos nos dijeron —con cariño— que nos pasamos. Así que este 25 de octubre será más corto, más intenso y sin pausas. Más caña, porque este lo pide. Será una montaña rusa.
-¿Hubo discusiones al decidir el setlist y el orden?
-Á.: No, ninguna. El setlist lo hicimos en un bar, sin instrumentos, pensando en los tonos y los enlaces armónicos. Luego lo probamos en el local. Algunas cosas funcionaron, otras no, pero encontramos alternativas. Lo bueno es que este es más ecléctico, pero ya se empieza a notar un sonido propio, una identidad de Komodo García. Tenemos canciones más guitarreras, más bailables, más tranquilas… y eso está bien. Los conciertos van a ser más dinámicos, para la generación TikTok [risas].
-Para cuando os pregunten que defináis el sonido de Komodo García, os he hecho el trabajo —bueno, lo hizo ChatGPT— sería: “Indie pop alternativo con toques funk, elementos vintage, sensación nostálgica, melodías luminosas y letras íntimas sobre desamor, inseguridades generacionales y transiciones personales, con producción pulida y matices evocadores del pasado”. ¿Estáis de acuerdo?
-Á.: Sí, aunque habría que actualizarlo un poco. Eso viene de notas de prensa del primero. Falta la garra que tenemos ahora, pero sin dejar de ser ñoños [risas]. Lo del desamor y la nostalgia es real, pero me empieza a cansar un poco. Me he propuesto dejar de escribir solo desde el amor o el desamor. Siempre acabo quejándome de algo, pero contándoselo a alguien que quiero. Quiero romper con eso. Me da miedo, porque igual se convierte en parte de la identidad del grupo, pero tengo que intentarlo. La nostalgia, en cambio, no la quiero perder. Sin nostalgia no habría letra. Y los sonidos vintage seguirán siempre, porque todo lo que compramos —pedales, sintes— busca emular ese sonido cálido de antes.
-P: Sí, al final es lo que escuchamos. Nuestras referencias son nostálgicas y vintage, y nos sale natural. No lo planeamos. No hay una canción que hayamos descartado por no sonar “a Komodo”, porque todo lo que hacemos suena así. Y los cambios hacia más garra o energía tampoco son premeditados; salen de lo que escuchamos en ese momento.

-Álvaro, sobre las letras, ¿cuántas veces te han dicho que cambies algo?
-Á.: Muy poca cosa alguna frase, o palabra pero sobre todo de lo que aún no has sabido. No recuerdo absolutamente nada que me hayan dicho, ¿qué dices, tío? ¿Qué te has fumado en este momento?
-¿Sueles llegar con la letra lista o primero hacéis la música?
-Á.: Normalmente llego con la letra a mesa puesta. Por ejemplo, «Septiembre» surgió a partir de un loop de guitarras que Pablo me pasó, y en menos de hora y media tenía la canción montada, letra incluida. A veces ajusto melodías para que encajen ciertas palabras o ideas, pero casi nunca me han dicho que cambie nada.
-P: La letra es lo único que es constante, lo último que se cierra. La música puede empezar de muchas formas: a veces yo, a veces Álvaro, a veces juntos improvisando. Hemos experimentado mucho, a veces loopeando cosas y viendo qué sale. También hemos hecho juegos con la guitarra, tocando lo mismo sobre fondos diferentes. Por ejemplo, en «Septiembre» la guitarra es igual todo el rato, pero las progresiones y los cambios de fondo hacen que suene distinto. En «Anclado» pasa algo similar.
-Volviendo al directo, desde fuera se nota que disfrutáis haciendo música, estáis ahí como en casa jugando con la música.
-Á.: Sí, cuando estamos en el escenario se convierte en una especie de conversación y cachondeo entre nosotros. Con nuestros fans de siempre en primera fila, el clima se vuelve seguro y divertido, como un parque de juegos. Incluso improvisamos con instrumentales y a veces terminan convirtiéndose en canciones completas.
-P: Exacto, algunas instrumentales acaban siendo canciones luego.
-Á.: Ya hemos demostrado que somos románticos con la música, hemos hecho vinilo y tocamos en directo. Yo siempre soy un poco negativo, pero si tu baza principal es el directo, no siempre consigues arrastrar a la gente. Incluso aquí en Balears, aunque nos conozcan, es difícil que venga a tres bolos seguidos. Aunque tu mayor baza sea el directo y que tu sepas que incluso si vienen sin conocer tu música se lo van a pasar bien, tienes que conseguir que lleguen al concierto, ¿cómo lo haces? Tienes que decir en una nota de prensa son muy buenos en directo y que la gente diga, “ah pues si son buenos en directo habrá que ir” esa es la parte difícil.
-¿Habrá sorpresas en los conciertos o adelantos?
-Á.: Sí, habrá cosas instrumentales nuevas, percusivos y experimentos que no hemos hecho antes. Vamos a probar cosas distintas con la música y con la interacción con el público.
-P: Siempre intentamos que cada bolo tenga algo distinto. Aunque toquemos las mismas canciones, nunca repetimos el concierto exactamente igual.
-Á.: Además, está el vinilo físico, que se podrá comprar en el concierto, y tiene una sorpresa exclusiva que solo se descubre si se compra. También habrá una versión, en mi opinión, mejorada de Komodo García y otras cosas que antes no habíamos hecho, algo más pensado para interacción con el público y momentos típicos de festival.
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Cinéfilo que ha descubierto otro placer en la música en directo. Amante de la fotografía, de las primeras filas y de gritar las canciones hasta quedar afónico.
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